Lavado automático del coche: lo que tienes que saber
Lavar el coche es un paso muy importante para su mantenimiento y cuidado que debemos repetir con cierta frecuencia. Existen varios tipos de sistemas para limpiar el vehículo y en este artículo nos centraremos en explicar todo lo que hay que saber sobre el lavado automático del coche, es decir, aquel que se realiza en un túnel con rodillos y que no requiere ningún tipo de esfuerzo por parte del propietario del coche.
Lo primero que deberemos hacer es distinguir los dos principales tipos de lavado automático de coches que existen. Uno de ellos es el tren de lavado, que consiste en colocar el coche sobre una plataforma que se mueve por las diferentes fases del lavado del coche. Ha sido el sistema tradicional, pero ahora está en desuso. Más allá de la comodidad, estos túneles funcionan con rodillos que, de no mantener adecuadamente, podrían dañar la pintura. Igualmente, se necesita mucho espacio para su instalación.
El túnel de lavado es, por el contrario, más común en la actualidad. El coche no se mueve, sino que se limpia de manera estática. Dentro de esta modalidad, podemos encontrar versiones con o sin rodillos y entre sus ventajas se encuentra la mayor facilidad para instalarlos y, por lo tanto, para encontrarlos en más gasolineras y establecimientos.
Las ventajas de ambos dos sistemas de limpieza del coche, en comparación con lavar el coche a mano, son el ahorro de tiempo y esfuerzo, aunque es cierto que hay que tener cuidado al meter el coche estos lavaderos automáticos. Existen vídeos en internet donde podemos ver errores garrafales que los conductores han cometido al meter el coche en el tren de lavado que, de haber seguido las instrucciones, habrían evitado. Tanto el túnel como el tren de lavado no dañan el coche si se siguen ciertos pasos antes de meter el vehículo.
Cómo usar el túnel o el tren de lavado
Para sacar el máximo partido a un túnel o a un tren de lavado automático del coche, es necesario seguir una serie de consejos. Obviamente, deberemos cerciorarnos de que nuestro coche cabe sin problemas dentro de la instalación y que, si se trata de un tren de lavado, las ruedas quedan bien apoyadas en los raíles. Aunque ambos sistemas están concebidos para dar uso a cualquier tipo de automóvil, nunca está de más asegurarse.
Normalmente, en el propio establecimiento podremos consultar las instrucciones del túnel de lavado o del tren. De todas formas, hay varios consejos que deberemos tener en cuenta:
Antes de entrar al túnel o el tren, hay que dejar bien cerradas las puertas y ventanillas para que no entre agua al interior. También hay que plegar los retrovisores.
Retiraremos todos los elementos externos: portaequipajes, bacas, baúles, portabicicletas...
Si el túnel de lavado incluye prelavado, lo mejor es contratarlo, ya que ablandará la suciedad superficial y permitirá que los rodillos trabajen mejor. El mismo consejo es aplicable al doble secado.
Antes de meter el coche, revisa que los rodillos estén en buen estado y las instalaciones no sean muy antiguas.
Respecto a cómo meter el coche en el túnel de lavado o el tren, hay que diferenciar entre los coches con cambio manual y automático. En el caso de los primeros, dejaremos punto muerto, sin echar el freno de mano, y dependiendo de las instrucciones del tren de lavado apagaremos el motor o lo dejaremos encendido. Para los coches automáticos, habrá que atender a que nos digan si apagar o encender el motor y, sobre todo, dejar la palanca de cambios en la N de neutral o en punto muerto.
Lavado automático del coche, ¿sí o no?
Los beneficios de un lavadero de coches son varios. El primero es que la cantidad de agua que se usa es menor que cuando el vehículo se lava a mano y, además, el conductor consigue ahorrar tiempo y esfuerzo. Además, en comparación con los servicios de lavado de coches a mano, el gasto de dinero es reducido. Habitualmente, los trenes y túneles de lavado de coches tienen un precio de unos 6 euros, aunque hay opciones más baratas.
Eso sí, para aprovechar al máximo los beneficios del lavado automático de coches, hay que seguir al pie de la letra las instrucciones. No cerrar las ventanillas o no dejar el punto muerto correctamente metido en el cambio de marchas puede acabar provocando catástrofes que dañen nuestro coche.